De repente tuve muchas ganas de hablar con ella, no solo de su sueño, también del último partido de L.A. Lakers contra Boston Celtics, de psicología, de las últimas vueltas de la vida, de matemática, de física, delirar un rato, no se, de absolutamente todo. A decir verdad, su sueño y las vueltas de la vida eran las últimas cosas de las que quería hablar, sin embargo, aun así me interesaban.
Me puse los auriculares y prendí la música, que lo primero que hizo fue tirarme la siguiente estrofa:
"Yo se que manchar no puede,
Mi nombre en tu corazón."
Y sentí bronca. Es raro, no soy de sentir bronca hacia la realidad. Le hago mucho caso a Nietzsche e intento no apenarme por lo imposible, pero debo reconocer que, en este caso, las circunstancias me superan. Decidí cambiar la canción y ponerme a pensar en lo que me esperaba para ese día, bastante largo, por cierto, ya que tenía la mayor acumulación de actividades de la semana, todas oportunas para pensar y a la vez no hacerlo.
Todavía no comprendo como me sobra tiempo para pensar, pero es algo de mi que maldigo.
El día estaba muy lindo, lluvioso, frío, encapotado, y se estaba acercando lentamente la noche, que no tardaría mucho en empezar a asomar. Considerando que tenía alrededor de dos horas de tiempo muerto, me abrigue bien y salí a caminar bajo la lluvia, que parecía no querer mojarme, y el frío también daba la sensación de enfriarme lo menos posible. Tenia mis manos ardiendo.
Debo haber caminado un kilómetro sin rumbo, y me puse a pensar en las películas 3D, esas que pareciera que, cuando las ves, los objetos pasaran de de la pantalla a la realidad. Miré hacia el cielo y vi dos nubes con un rarísimo contorno azul y rojo, generado por el cada vez mas notable ocaso, que las fue tiñendo de a poco. No paró de llover, pero yo seguía completamente seco. Las gotas de lluvia amagaban con ser aguanieve, más todavía yo no sentía frío.
Pensé que ojalá la vida fuera al revés, en vez de la película salir a la realidad, que la realidad se meta en la película. Si esto pasase, pensé, y yo entrase en el mundo del largometraje, seguramente sería un anti-héroe, viviendo en una tragicomedia, posiblemente romántica.
Creo también, que mi rostro no cambiaría prácticamente sus expresiones, ni mi cuerpo su figura. El mundo sería muy inferior a mi, y sin embargo me superaría, por mucho que yo intentase que esto no fuera así.
Y de repente sentí como el aguanieve, que se derretía al contacto con mi ropa, llegaba hasta mi piel, traspasaba mi grueso tapado, que yo creía impermeable. Y el frío, cada vez mas intenso, caló todos y cada uno de los huesos de mi cuerpo, tomándole el pelo a mi campera, supuestamente térmica.
Emprendí la vuelta a mi casa, aunque sabía que era imposible volver.
Del Negro Nicolás.
19-06-10 15:40 Hs.