Sol, Luna y Eclipse

Por momentos me pregunto,
¿Quién sabrá bien,
Qué es realmente el amanecer?
¿Qué pasa cada vez que la noche finaliza?
Y no hablo solo de la salida absurda,
De aquel dios que dice ser redondo,
Que persigue incansable a su amada,
Y de vez en cuando,
Cada algunos años,
La alcanza y está con ella,
Solo unos minutos,
Para que luego se vaya,
Para empezar de nuevo la caza,
Esa amorosa persecución interminable,
Ese eterno retorno,
Un continuo amor-odio,
Que cuando es odio nadie lo nota,
Cuando es amor lo perciben hasta las rocas,
Dos caras opuestas, y las dos perfectas,
Él, que siempre brilla en su presencia,
Ella, que elige el vestido según la fecha.
Y de vez en cuando visten de gala,
Y bailan juntos un tango anaranjado,
Una danza de destellos rojos y negros,
De la que ella escapa,
Pero espera ansiosa la siguiente,
Porque sabe que existe,
Que solo hay que ser paciente,
Dejar que el la alcance,
Que se pasen esos amaneceres,
De carrera constante,
Y seducirlo, tentarlo a veces,
Con su presencia,
Hacerle creer que está cerca,
Que pasen esos amaneceres,
Pero ella sabe que su noche,
Nunca le ganó a los días,
Del imponente pretendiente,
Y sabe cien que acá la más débil,
No es otra que ella misma,
Pero que el no se entere,
Supongo que se aprovecharía.

Del Negro Nicolás.
30-06-10  0:53 Hs.