Me quedé sentado solo, en la oscuridad, pensando si realmente pertenecía yo a este mundo. Decir que estaba oscuro es quedarse bastante corto, más bien se deberías decir que era el único escenario posible en el que alguien sin sentido alguno no se perdía de nada. Pero incluso considerando esta increíble falta de estímulos, el ambiente era perfectamente armónico.
De repente vi de reojo una luz que titilaba, en un disparejo encendido y apagado. Intente restarle importancia, y seguí pensando en mis cosas, pero esa intermitencia empezaba a molestarme, y mucho. Hasta que no aguanté más y fui a sacar esa luz que interfería el armónico ambiente.
Estaba a punto de tirarla, pero me detuve a pensar y decidí ponerla de nuevo en su lugar, aunque antes de prenderla procuré ajustarla bien, y accioné de nuevo el interruptor.
Después de ese ajuste, no tuve que cambiar más esa luz, ya que todavía sigue brillando, en ese armónico ambiente, ahora perfectamente iluminado.
Del Negro Nicolás.
23-07-10 0:35 Hs.
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